martes, 5 de febrero de 2013

La fiesta no despega

Salir a bailar desnudos por las calles del barrio pequebú es una posibilidad, mas no una probabilidad. Lisandro tiene que mantener cierta imagen ante sus vecinos y sus amigos e invitados lo comprenden perfectamente. En efecto, siempre tenemos ganas, pero jamás haremos algo realmente loco. Porque sabemos el precio de la locura. La fiesta no despega, la seguidilla de temas de la Bersuit solo llama a la pachanga a un par de parejas, que pronto se irán a alguna fiesta mejor o a garchar como se merecen. Estela ahora está sola en un rincón penumbroso del patio, con su vaso alto de cerveza, y Pablo le está echando una ojeada a los estantes de libros. Le llama la atención la presencia de La formación de la conciencia nacional entre tanta deconstrucción y Frankfurt. Se le ocurre preguntarle al dueño de casa si alguna vez supo qué era el peronismo, pero Lisandro está muy ocupado con una ex aventura de una fiesta de borrachos que no ha envejecido tan mal, a pesar del desgaste de casi diez años en secundarios públicos del conurbano. Sus ojos siguen teniendo brillo, su piel es lozana, sus piernas están firmes, la postura del torso es insinuante. Lisandro, entrevistado en televisión, no sabría discernir con claridad entre lo permitido y lo prohibido en su relación con Estela; entre medias palabras y sobreentendidos, la pareja parece acordar con eso de que ojos que no ven...Pero ahora Estela está presente y Lisandro deberá beber todavía mucho más para atreverse a humillarla y a afrontar las consecuencias. Eva está conversando con un ex filósofo, ahora taxista y soplador de quena, acerca de la idea de Fogwill sobre la inanidad de un título en lo que respecta al éxito económico. El joven vapuleado y estresado habla como si pensara que la filosofía da de comer, a otros, tal vez no acá, pero sí en la cuna de la civilización a la que mal que mal pertenecemos, y se pregunta a sí mismo, bajo la atenta mirada perdonavidas de Eva, qué condiciones sociales y educativas deberían cumplirse para que Platón encontrara su tirano en Formosa, o al menos para que hacer filosofía solventara un modo de vida similar al del dueño de una ferretería. Como se ve, nada más lejos de una fiesta sacada e inolvidable. Habrá que esperar un poco más.

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