miércoles, 28 de noviembre de 2012

Martes

¿Por qué es tan cachonda los martes? Con el pecho subiendo y bajando, tanteando la mesa de luz en busca de cigarrillos, Lisandro se siente tan lejos de la respuesta como cualquier miércoles. Ella, de costado, dormita, una semisonrisa en sus labios pálidos. ¿Qué pasa los martes? ¿Hay algo en particular en televisión? ¿Los chistes de los diarios son mejores? Es un día apenas más soportable que el lunes, un día en que uno empieza a recobrar las fuerzas y encorva los hombros para soportar el viento de cuatro jornadas que viene de frente. No hay registros en la sexología mundial que muestren algún rasgo propicio del martes. Pero inexorablemente cada martes a las ocho de la noche ella entra y lo tira contra la pared. Hace años de esto y Lisandro se rompe la cabeza en pos de una respuesta, pero no está mejor que cuando empezó. Aburrido de su sempiterna intriga, exhalando hacia el techo, cambia canales con el control remoto. 678. Está Abal Medina, mejor no. CN23: huelgas en Europa, machaque de manifestantes. C5N: lo mismo. De pronto siente un movimiento a su lado y la boca de ella pegada a su oreja, mira de costado, solo ve su flequillo que tapa a medias los ojos. Ella susurra, quiero más. Recién terminamos, amor, se defiende él, pero la mano de ella ya recorre su pecho debajo de la sábana hacia abajo y él automáticamente se pone erecto, rápida recuperación, ella le muerde el labio inferior y él vuelca y se pone encima de ella y se la pone, así, así, empiezan a moverse al mismo ritmo, de atrás la voz de la conductora de C5N comenta lo bien que comparativamente estamos en Argentina, las rodillas se alzan y los pies acarician la cintura de él, redobla los movimientos y ella gime dos veces, alto, y él redobla y ella se arquea y acaba, él no, nunca puede la segunda, se pone boca arriba y ella lo masturba, la rubia de C5N es concheta y espléndida, de su boquita de corazón escapan armoniosas palabras, el mejor de los mundos posibles, pero qué pasa exactamente los martes, el puñito de ella agita rápido, gateando por un médano y en la cima todo el mar para uno agachado como un mono, tres gotitas de leche asoman, mojan la manito, ella se lame, lo besa, ríe y se levanta de un salto para meterse en el baño. Mientras le llega el ruido de la ducha él fuma dos cigarrillos seguidos sin pensar en nada. Falta una hora para las doce y entonces la carroza volverá a su estado normal, ella se irá con alguna excusa y él podrá dormir tranquilo hasta la próxima semana. Podría ser el ciclo del sexo y también el ciclo de la muerte, pero no piensan en la muerte.

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