viernes, 30 de noviembre de 2012

Por qué esta no es una novela realista

Sólo lo semeja. No es una novela realista porque no está interesada en cómo sus personajes ganan dinero. En cómo producen y reproducen vida. Desenraizados de la necesidad de conseguir los garbanzos día a día, flotan macedonianamente en una nube de Ideas: las mías. ¿Cómo consigo los garbanzos yo? A la manera de Malone: cada mañana y cada noche (creo , porque acá no hay manera de percibir su diferencia) una portezuela se abre en la parte baja de la puerta herméticamente cerrada que me separa del mundo del que ya no guardo casi ningún recuerdo y pasa una bandeja con agua , manzanas y huevos. Acá podría seguir el rito de la deglución, digestión, excreción, pero eso me apartaría de mi tema, que es exponer acabadamente por qué esta no es una novela realista. No ganan dinero: no trabajan. No transforman lo dado, ni autónoma ni alienadamente. La comida les cae desde los árboles,  la ropa se las regalan, están enganchados a la luz, roban el cable del vecino...La falta de realismo redunda en personajes lúmpenes y su hábitos culturales de clase media no afectan en nada esta condición. La vida lumpen conlleva transtornos psíquicos, desde la perversión a la esquizofrenia. Por lo cual el recorrido biográfico de los personajes se escribe como caso clínico. Y acá aparece el novelista antirrealista por antonomasia: el psiquiatra. ¿No hablan los psiquiatras como si no fuera necesario comer, vestirse y guarecerse de las tormentas? El pecho materno no alimenta, solo es sustrato de fantasías. También esta novela, maternal, lo es: sustrato y efecto de mis pobres y alocadas fantasías, con las que me distraigo de la penuria de la vida carcelaria....¿Debo confiar en una multiplicación viral? Difícil: los lectores son pocos y no comentan. Si me gustara trabajar, idearía maneras de que fueran más y comentaran. Pero acaso estoy penado por mi crónica vagancia, como en la época de Martín Fierro. No es una novela realista porque los lazos sociales entre los personajes, al estar desvinculados de su base material, carecen de patrón y se rigen solo por el capricho. Pero debo evitar a toda costa que se convierta en una mala novela psicológica. Debo encontrar un método. Un impulso ciego me dice que solo lo encontraré escribiendo, todos los días, mi cuota de sinrazón, hasta que del fondo la razón surja, esplendente y unitética como las representaciones de la Libertad. Es la 1:30. Mi destino de hoy se ha cumplido. ¿Qué me quedaría si perdiera la fe en el destino de mañana?

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